De viaje por Indonesia, el país que me enamoró

Hoy tenemos un post invitado de Patricia Porcel en el que nos contará la experiencia de su viaje por Indonesia. Se trata de un recorrido muy visual (ya veréis por qué) por algunos de los lugares que visitó junto a su compañero de aventuras Marco Sansalone, un creativo publicitario entre cuyas aficiones está hacer vídeos de viaje. Gracias, Patricia y Marco, por acercarnos a Indonesia y compartir vuestra experiencia con los demás Adictos a los Viajes.

Ulun Danu, el Templo del Lago Bratan

Indonesia es un país que enamora: su gente, sus paisajes, su comida, sus aromas, su artesanía, sus templos... El recorrido de nuestro viaje de dos semanas (en septiembre de 2012) incluía Yogyakarta, Bali y las islas Gili. Y fue todo un descubrimiento. Una imagen vale más que mil palabras, y si esa imagen es en movimiento, mejor. Bienvenidos a nuestro viaje por Indonesia.

Yogyakarta, situada en Java central, es una ciudad muy curiosa y caótica, una encrucijada de becak, coches y motos en un ir y venir constante. De aquí me quedo con la experiencia de recorrer sus calles en becak o bicitaxi, ¡toda una aventura!

Becak aparcados en Yogyakarta

Pero elegimos Yogyakarta porque es la base perfecta para visitar los templos de Prambanan y Borobudur, ambos Patrimonio de la Humanidad. El templo de Prambanan es un templo hinduista dedicado a Brahma, Vishnu y Shiva situado a pocos minutos de la ciudad de Yogyakarta. Si quieres disfrutar de una preciosa postal, lo ideal es visitarlo al atardecer. De aquel día no olvidaré la imagen del sol poniéndose tras los templos… en ese momento el tiempo se paró a nuestro alrededor.

Templo de Prambanan

El templo de Borobudur, por su parte, es el templo budista más grande del mundo. Consta de tres niveles que hay que recorrer en el sentido de las agujas del reloj hasta llegar a la cima para, según se dice, alcanzar la iluminación. Realmente impresiona, no solo el templo en sí, sino los verdes y frondosos paisajes que lo rodean.

Templo de Borobudur

Nuestra siguiente etapa, Bali, para mí fue la mejor del viaje. Pensábamos que sería una isla realmente turística, pero para nada nos dio esa sensación, sobre todo porque nos quedamos en Ubud, un pequeño y bonito pueblo tradicional situado en el centro, punto de partida ideal para recorrer la isla. Días antes de llegar había tenido lugar el festival de Galungan, una de las principales celebraciones de Bali en la que se conmemora la victoria del bien sobre el mal y en la que los dioses y las almas de los antepasados visitan la Tierra hasta la llegada de Kuningan, que tiene lugar 10 días después, cuando regresan al cielo. Estos días los balineses decoran los templos y acuden a ellos a llevar sus ofrendas. También dan gracias a los dioses, y para ello ponen en la entrada de sus casas un penjor, que son postes de bambú muy altos decorados con adornos hechos a mano y cintas de colores en los que colocan sus ofrendas. Y nosotros tuvimos la gran suerte de presenciar lo bonita que estaba toda la isla esos días repleta de penjor.

Panorámica tejados de Ubud

Además, constantemente nos envolvía un agradable olor a incienso, flores y otros aromas con los que daba gusto despertarse y acostarse. De Ubud también nos encantó el mercado central, el bosque de los monos, el masaje balinés y las cenas a la luz de las velas junto a los arrozales.

Mercado central de Ubud

Bosque de los monos de Ubud

Recorrimos los lugares más importantes de la isla acompañados de un guía local. Sin duda, nuestra visita a Bali fue mucho más enriquecedora y auténtica de esta manera, ya que nos contó cosas muy interesantes sobre sus costumbres, sus creencias, su forma de vida etc. y nos enseñó lugares que de otra manera no hubiéramos llegado a conocer. Disfrutamos de increíbles paisajes, en los que por supuesto predominaban los verdes arrozales.

Arrozales escalonados de Jalituwih

También visitamos muchos templos, entre ellos el templo del manantial sagrado Tirta Empul, donde los balineses se bañan para purificarse, el templo real Taman Ayun, el templo del lago Bratan, Pura Ulun Danu, el palacio de justicia Kerta Gosa y el famoso templo de Tanah Lot.

Templo Real Taman Ayun

Templo de Tanah Lot

Durante nuestro recorrido también visitamos el pueblo de Penglipuran, donde presenciamos cómo un grupo de niños y niñas ensayaba la danza típica Larong. Los niños tocaban los instrumentos y las niñas bailaban siguiendo los pasos de su profesor. Este momento fue uno de los mejores del viaje, muy entrañable. Esa misma noche, al volver de nuestro día de excursión, asistimos a un espectáculo de danza Larong y Barong en el Palacio de Ubud, ¡impresionante! Todo un despliegue de colores y sonidos que merece la pena ver.

Danza Larong, Palacio de Ubud

Nuestro último día en Bali coincidió con la celebración del Kuningan. Fue muy curioso ver cómo las familias al completo acudían a los templos a llevar sus ofrendas vistiendo sus llamativos y coloridos trajes tradicionales.

Familia en el día de Kuningan

Y nuestra última etapa… ¡las islas Gili! En concreto nos quedamos en la más grande de ellas: Gili Trawangan. Fueron unos días de relax y playa que pusieron la mejor guinda a nuestro viaje. Gili Trawangan, a pesar de ser la más turística de las tres, nos pareció una isla tranquila y con un ambiente muy alternativo y especial que nos hizo tener ganas de más. Disfrutamos de cenas inolvidables a la orilla del mar, cálidas aguas cristalinas, noches de zumo de fresa natural con música en directo, puestas de sol alucinantes y nuestra primera experiencia de buceo a 12 metros bajo el mar, donde vimos tortugas y muchísimos peces de colores.

Gili Trawangan

La autora

Patricia es una viajera empedernida y enamorada confesa del Sudeste Asiático. Le encanta conocer mundo, probar nuevas gastronomías, las reuniones sociales y las maratones de series americanas, palomitas y manta los domingos de lluvia.