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jueves, 13 de septiembre de 2012

Refugio antiaéreo de la Guerra Civil Española en Villacarrillo, Jaén

La mayoría de los pueblos y ciudades de España guardan en menor o mayor medida algunas huellas de uno de los periodos más convulsos del país: la Guerra Civil Española. Villacarrillo, pueblo de la provincia de Jaén, alberga uno de los refugios antiaéreos mejor conservados de la provincia.

Túneles del refugio
Su construcción se remonta al año 1937, año en el que la Junta Local de Defensa Pasiva contra Aeronaves decide construir un refugio para proteger a la población de posibles bombardeos. Así, la sombra de un ataque aéreo, como los que sufrieran poblaciones de la zona como Andújar, Jaén, Linares o Iznatoraf, sobrevolaba Villacarrillo. Por esta razón y, dado que las amenazas eran una constante, se decide construir un refugio antiaéreo bajo el edificio más emblemático de la localidad: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una joya del Renacimiento andaluz erigida por Andrés de Vandelvira. La elección del lugar no fue casual, ya que era bastante probable que las bombas del bando nacional no tuvieran como objetivo esta iglesia, símbolo de la religiosidad de Villacarrillo que albergaba, además, obras de imaginería de incalculable valor.

El refugio, que constaba de tres entradas (una en la plaza del Pozuelo, otra en la calle de la iglesia y la última en el muro norte del antiguo mercado de abastos, por donde se entra actualmente) consiste en una red de galerías abovedadas de 287 metros de longitud entrelazadas a 14 metros por debajo del templo. Para su construcción se utilizaron una serie de tornos que ayudaban a evacuar la tierra, que se almacenaba en el interior del templo. Estos boquetes son perfectamente visibles en la actualidad.

Boquete de evacuación de la tierra
Los túneles miden 2 metros de altura y 1,20 metros de anchura y en su construcción participaron presos políticos. El coste del refugio ascendió a 142.000 pesetas (unos 853 euros) de la época.

El interior del refugio antiaéreo se ha conservado intacto. Tanto las paredes como el suelo son originales, si bien hay una capa de gravilla que impide ver los adoquines de ladrillo de forma triangular que conforman el pavimento. En los muros se pueden observar también los restos del sistema de iluminación original. Se aprecian bastante bien las zonas por donde pasaban los cables y los lugares donde había bombillas o portalámparas, objetos que se encontraron también, aunque no están expuestos en las galerías.

Marcas del sistema eléctrico original
A pesar de las amenazas, el refugio de Villacarrillo no se llegó a utilizar con el fin para el que fue construido ya que finalmente la localidad no sufrió bombardeo alguno. No obstante, se usó como prisión provisional y como cámara para conservar el género del mercado de abastos, ubicado en la plaza junto a la plaza de la iglesia desde el siglo XIX hasta los años 1950. Y es que, en el interior de los túneles lo primero que sorprende al visitante es la sensación de frío.

Plaza donde se ubicaba el antiguo mercado de abastos
Pero si hay algo que impacta de verdad son las pintadas que hay en algunas paredes de las galerías. La mayoría son frases de apoyo al bando nacional y cuyo origen responde básicamente a dos teorías. La primera es que fueron hechas por los presos durante su construcción, aunque sería algo raro que el bando republicano no las eliminara al conocer su existencia. La segunda, algo más plausible, es que fueron pintadas una vez acabada la Guerra Civil, cuando estas consignas estaban permitidas y a pocas personas se les pasaría por la cabeza borrarlas.

Inscripciones en las paredes del refugio

Inscripciones y dibujos en las paredes del refugio
El Ayuntamiento de Villacarrillo ha llevado a cabo dos jornadas de visita al refugio antiaéreo con motivo de la celebración de la semana de fiestas de la localidad. No obstante, se tiene en mente realizar más visitas en el futuro para dar a conocer este testigo mudo de la Guerra Civil Española.


El autor

José Luis es un andaluz afincado en Barcelona desde hace ya un tiempo. Su pasión es descubrir nuevas culturas, viajar y escribir. Por ello realizó estudios de traducción e interpretación, una forma bastante acertada de aunar estas tres aficiones. Se define como una persona inquieta y curiosa, adicto a los viajes y al chocolate y amante del deporte, sobre todo el tenis. Prefiere los lugares tranquilos y solitarios y los rincones por descubrir.

11 comentarios:

Te felicito amigo. Soy campiñes, natural de Villacarrillo. Resido en Málaga pero siempre seré mientras viva un enamorado y defensor de mi pueblo

Hola Ginés! Muchísimas gracias por tu comentario. Yo también soy campiñés y mientras pueda seguiré escribiendo sobre la tierra en la que nací y crecí.
Es curiosa la atracción que a veces ejerce sobre nosotros el lugar donde nos hemos criado...

Fantásticos escenarios los que nos presentas siempre en tu blog. Es importante seguir perpetuando nuestras raíces y darlas a conocer a nuestros paisanos.

Pili Pérez, gracias por tu comentario!
Intentaré seguir escribiendo sobre cosas interesantes y, por supuesto, sobre mi tierra, porque en ella también hay escenarios fabulosos. A veces no hay que ir muy lejos para encontrar pequeñas joyas.

A veces los árboles no nos dejan ver el bosque. En Villacarrillo tenemos algunas "cosas" tan evidentes que no las acabamos de ver.
Felicidades, José Luis, por este reportaje.
Saludos.

Muchas gracias, Luis!
La verdad es que en Villacarrillo hay pequeñas joyas que se deberían promocionar más y darles más visibilidad. Ojalá que con el tiempo se vaya consiguiendo.
Un saludo.

felicidades luis por este reportaje mi madre es de villacarrillo y la verdad pase toda mi infancia alli de vacaciones , busco a mi primo se llama jose mercado hijo de dolores y antonio si alguien me puede ayudar a buscarlo muchas gracias

Bueno... pues a ver si con estos pocos datos encontramos a tu primo... Haré lo que pueda. Ponte en contacto conmigo a través del correo electrónico que aparece en la sección "contacto".
Un saludo.

VILLACARRILLO siempre calida, siempre amable, siempre hospitalaria...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

Yo vivía en el Pozuelo cuando se abrió el viejo portón d madera pintá d verde q daba paso a esa lúgubre galería.
Era x el año 61 ó 62 y x allí nos colábamos con papeles encendidos a modo d antorchas, disfrutando como nenes chicos q éramos.
Enhorabuena por tu descripción!

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