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miércoles, 21 de marzo de 2012

Desde la ventana de mi avión - De Barcelona a Atenas

Siempre he sido de aquellos a los que les encanta mirar por la ventanilla de los aviones. Me da miedo volar, es cierto, pero cuando lo hago, no puedo dejar de mirar por el cristal para ver todo lo que hay "allí abajo". Me gusta ver los diferentes colores del paisaje, las montañas, las nubes, los pequeños riachuelos, las tonalidades del mar, las casas aisladas en mitad de la nada y las grandes urbes que tantas veces he querido visitar y que en ese momento me puedo permitir observarlas a 10000 metros de altura. Es otra forma de ver el mundo, otro de los grandes placeres de viajar.

En este pequeño foto ensayo vamos a viajar de Barcelona a Atenas, mientras observamos el paisaje por la ventanilla del avión.

Dado que mi vuelo de Barcelona a Atenas hacía escala en Ginebra, Suiza, tuve la ocasión de contemplar los Alpes, con sus jóvenes montañas nevadas.


El azul del cielo contrastaba con el blanco intenso de la nieve. Las montañas parecían ser acariciadas por ligeras y finas nubes, como si quisieran protegerlas de los rayos del sol.




Tras dejar atrás los Alpes, el tiempo empezó a complicarse bajo el avión y durante un buen rato sólo pude ver un manto de nubes que lo cubría todo.


De pequeño, cuando aún no había montado en avión, no me hartaba de preguntar qué era lo que se veía desde allí arriba. La gente siempre me decía lo mismo: el paisaje o nubes. Por aquellos entonces no entendía que pudieran verse las nubes estando el avión volando por el cielo, no concebía la idea de estar por encima de las nubes... "Sí, vuelas sobre ellas y a veces las atraviesas, como si fuera algodón", me decían. Y no me estaban diciendo nada que no fuera verdad. 


Tras sobrevolar el mar de nubes, se abrió ante mí la costa este italiana, nevada hasta el mar por la ola de frío que azotó el país aquel diciembre de 2010.


Tras una "breve" cabezadita, abrí los ojos y... el blanco había desaparecido. En su lugar, el azul del cielo se combinaba con el del mar. Las montañas parecían estar muy cerca: era la costa griega, habíamos iniciado el descenso.


A esa altura ya se podían distinguir los pueblecitos, las pequeñas carreteras, los senderos, el color de la tierra dedicada a los cultivos, el verde del bosque, sorprendente para esas fechas...


La costa estaba cada vez más cerca, se podían apreciar incluso las cabrillas en el mar levantadas por el viento, que, a su vez, cimbreaba el avión. Empecé a sentir de nuevo miedo, ese miedo irracional a volar, que se acentuaba sobre todo en el despegue y en el aterrizaje. Los movimientos del avión me recordaban que en breve aterrizaríamos.


Intento dejar a un lado los temores y continúo mirando por la ventanilla, observando el paisaje e imaginando si habrá alguien en ese mismo instante allí abajo que esté mirando el avión donde voy. Yo muchas veces lo hago.
El avión no para de moverse, yo no dejo de mirar el mar, las pequeñas islas, las casitas, el horizonte... Eso me relaja. El comandante nos avisa de que nos falta nada para aterrizar.


Respiro hondo y miro por la ventanilla una última vez. Atenas me espera.


Y a ti, ¿te gusta volar y admirar el paisaje? ¿Tienes miedo al avión? Haces algo especial para vencerlo?



El autor

José Luis es un andaluz afincado en Barcelona desde hace ya un tiempo. Su pasión es descubrir nuevas culturas, viajar y escribir. Por ello realizó estudios de traducción e interpretación, una forma bastante acertada de aunar estas tres aficiones. Se define como una persona inquieta y curiosa, adicto a los viajes y al chocolate y amante del deporte, sobre todo el tenis. Prefiere los lugares tranquilos y solitarios y los rincones por descubrir.

10 comentarios:

Pues buenas fotos que has sacado durante el vuelo.
Hombre, yo creo que un poco de miedo tenemos todos, pero bueno, una vez que despegas, solo has de dejarte llevar ;-)
Buen post.
Saludos

Gildo, gracias por tu comentario! Hay personas que no tienen nada de miedo a volar y que incluso se duermen antes de que el avión haya despegado! Para mí eso es algo impensable, jeje!

"imaginando si habrá alguien en ese mismo instante allí abajo que esté mirando el avión donde voy"... simplemente diré que me ha enamorado, un poquito más, estas palabras. Muy buenas fotos, si señor! Enhorabuena!! :)

Gracias, Criky! Eso de mirar aviones volando por el cielo es algo que hago desde que era pequeño, jeje.

Guauuu!!
A nosotros también nos gusta mirar por la ventanilla. Lo malo es que somos dos; pero nos lo vamos turnando... Aunque, bueno, siendo sinceros, Cris casi siempre me deja la ventana a mi, porque sabe que si no le voy a dar el viaje... Jejejeje...
Que le vamos a hacer es lo que tiene ser un enamorado de las alturas y de las nubes.
Después de leer tu post he mirado algunas fotografías nuestras, pero ninguna se acerca a la calidad de las tuyas... Así que ya explicarás el secreto!!
Gracias por el post, he disfrutado mucho! Y ha pasado a ser elegido en los tuits favoritos de la semana

Qué honor, José Alejandro! Gracias por tu comentario y por incluirnos en tus favoritos de la semana. Me alegra que hayas disfrutado con el post, esa es la idea! Lo de las fotos... bueno, el secreto quizás sea el miedo... ya que las hago para distraerme e intentar olvidar que estoy volando, jejeje.
Saludos y gracias otra vez!

Espectaculares fotografías!! gracias por compartirlas!!

P.S. Yo soy de los que se duermen antes de despegar :-)

Dani, gracias por el comentario!! Ojalá yo también pudiera dormirme antes del despegue, jejeje! Aunque, si lo hiciera, no podría escribir posts como este.
;)

Hola José Luis.
Leyéndote me he sentido totalmente reflejado.
Acabo de aterrizar de un viaje de 9 horas y me da mucho miedo volar.
Pero ya estoy pensando en la siguiente vez que me suba al avión y así poder disfrutar de esos paisajes que tan bien has descrito.
Me hace pensar que el miedo es algo irracional. ¿como se puede tener pavor a volar y en cambio sentirte de lo más a gusto mirando a través de una pequeñita venta? Es extraordinario.
Debe ser que al igual que tú, llevo a un aventurero dentro.
Un abrazo muy fuerte.

Muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te hayas sentido identificado. Ya veo que no soy el único, jeje!
Sí, realmente es algo muy curioso! El ser humano y su mente son a veces tan contradictorios...
Espero que saques partido a ese aventurero que llevas dentro y te sigas maravillando viendo el mundo desde la ventanita del avión.
Un saludo!

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