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miércoles, 18 de marzo de 2015

Semana Santa de Villacarrillo, Jaén

La Semana Santa de Villacarrillo es una de las celebraciones más famosas de esta localidad de la provincia de Jáen, que, como ya saben los lectores de este blog, es mi tierra, el pueblo que me vio crecer.

Nuestro Padre Jesús de la Caída, Villacarrillo Jaen
Imagen procesional de Nuestro Padre Jesús de la Caída, Villacarrillo (Jaén)
Quizá por ello, siempre que llegan estas fechas, cuando los días se van haciendo más largos, la temperatura es más agradable por los días y siguen siendo frías por la noche, experimento una especie de vuelta a la infancia, a aquellos tiempos en que salía a ver las famosas procesiones andaluzas de la mano de mis padres.

Portadora del estandarte de la Banda de Cornetas y Tambores Oración y Caída de Villacarrillo
Portadora del banderín de la Banda de Cornetas y Tambores Oración y Caída de Villacarrillo
Ayer fue uno de esos días. Estaba paseando al atardecer en el Tibidabo, en Barcelona. Todo estaba muy silencioso, el día había sido casi caluroso, pero al irse el sol empezó a refrescar. De repente, me vino un ligero olor a alguna hierba aromática, tipo romero, que me recordó por un instante al olor del incienso. En ese momento me paré en seco. Tenía la impresión de estar en Villacarrillo, en una de esas noches de finales de marzo o principios de abril en la que es muy frecuente oír el redoble de los tambores y el soniquete de las cornetas, indicios que confirman que la Semana Santa andaluza es ya una realidad.

procesión del Cristo de la Expiración, Villacarrillo
Preparando la próxima marcha en la procesión del Cristo de la Expiración, Villacarrillo
Cerré los ojos y di rienda suelta a los recuerdos, haciendo casi sin querer un rápido viaje al pasado. Estaba en una calle estrecha, envuelto por la fragancia de flores e incienso, rodeado del silencio sepulcral que se hace ante la inminente presencia del paso; un silencio a veces roto por el canto de alguna saeta proveniente de algún balcón o por los cantos de pasión que tan especial hacen la Semana Santa de Villacarrillo

Procesión de Jesús Nazareno, Villacarrillo
Procesión de Jesús Nazareno, Villacarrillo, a su paso por la calle Antón Pérez

Los nazarenos, velas en mano y con los rostros tapados por los capirotes, caminan a un ritmo lento e hipnótico, descansando exclusivamente cuando un lejano sonido de campanilla les advierte de que deben pararse. La gente a mi alrededor espera con paciencia la llegada de la imagen. Conforme se va acercando, el silencio parece materializarse cada vez más, hasta el punto de poder tocarlo. Se empiezan a escuchar los pasos rítmicos de los costaleros que portan el santo a hombros. El gesto de muchas personas empieza a cambiar. Se puede leer en sus caras un algo especial, una emoción contenida mezcla de ¿fervor religioso, fe, devoción? A veces estas emociones afloran incluso en forma de lágrimas mudas al ver la imagen religiosa ante ellos. Esas lágrimas de algunas personas y el sonido de los zapatillas de los costaleros rozando con el suelo hacen que me venga a la mente otro de los momentos más impresionantes de los que tengo recuerdo: la salida de las imágenes de pasión de las iglesias.

Costaleros de la Virgen María Santísima del Amor, Villacarrillo
Costaleros de la Virgen María Santísima del Amor, Villacarrillo
A las puertas de la iglesias, momentos antes de la salida del santo, hay un gran revuelo y agitación. Los nazarenos de las hermandades deben organizarse y mantener la calma en el gran momento que supone para ellos ver la imagen de su santo salir a la calle. A veces la cosa es fácil, sin embargo, en otras ocasiones, los costaleros deben hacer frente a una ardua tarea. Por poner un ejemplo, recuerdo las dificultades que tenían cada mañana de Viernes Santo los costaleros de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caída y Oración en el Huerto. Es una de las imágenes que más me han impresionado de la Semana Santa de Villacarrillo, y no es debido a mi sentimiento religioso, sino a todas las emociones que allí se respiran y que a veces pueden llegar a emocionar, se sea creyente o no.

El año pasado, en 2014, quise dejar grabado aquel recuerdo que tanto me había impactado desde que era pequeño: ver a los costaleros sacando de rodillas la imagen de Jesús Caído por la puerta de la Iglesia de Santa Isabel de los Ángeles. Así que agarré mi cámara y, rodilla en tierra, viví casi a ras de suelo este momento cuya banda sonora eran gemidos de esfuerzo, respiración agitada, instrucciones del capataz, crujidos del trono, trino de los vencejos, aplausos y expresiones de ánimo de los que allí había.

                      

Abro los ojos, retorno al presente, dejo atrás cualquier procesión de la Semana Santa andaluza. Sigo estando en Barcelona, volviendo a casa después de una tarde de paseo por el Tibidabo y de reencuentros con los recuerdos de mi tierra, con mi pasado, con todas las experiencias y momentos que han contribuido a ser quien soy hoy.

El autor

José Luis es un andaluz afincado en Barcelona desde hace ya un tiempo. Su pasión es descubrir nuevas culturas, viajar y escribir. Por ello realizó estudios de traducción e interpretación, una forma bastante acertada de aunar estas tres aficiones. Se define como una persona inquieta y curiosa, adicto a los viajes y al chocolate y amante del deporte, sobre todo el tenis. Prefiere los lugares tranquilos y solitarios y los rincones por descubrir.

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