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sábado, 16 de abril de 2011

Consejos para regatear en China

China. Son tantas las cosas que me vienen a la cabeza cuando oigo esta palabra… China, el gigante asiático, osos panda, Pekín 2008, la muralla, Mao, caracteres ininteligibles, protestas en Tian’anmen, rollitos de primavera, superpoblación, falsificaciones, hutongs… Y así hasta completar una interminable lista en la que sin duda también aparecería “regateo”.

Antes de mi visita a este país de Asia, encontré mucha información relativa a este tema. Leí y releí, y el regateo casi siempre tenía una mención especial. Ahora que he vuelto de allí, ya sé por qué.
Comprar algo que no tiene precio puede ser una aventura inolvidable, para bien o para mal, pues puedes salir con la sensación de haber hecho un buen trato o, por el contrario, de haber sido timado por un chino.

Mi experiencia comprando fue buena y divertida, la verdad. No tanto para mi compañero de viaje, que la mayor parte de las veces acababa estresado y saturado. Por esto, creo que el regateo genera dos respuestas extremas y una intermedia entre los que se aventuran a comprar. Por un lado, puede ser que te diviertas, que te rías y que incluso te den ganas de comprar por comprar, sólo por el mero hecho de pasarlo bien, como en mi caso, que regateaba por mí y por todos mis compañeros (como en el juego del escondite). Por otro, puede ser que te canses, que te agobies, que te sobreestimules, que te mate la indecisión, que te quedes bloqueado y que, al final… te vayas con un jersey debajo del brazo, desanimado, tras 30 horas de “negociación” y por un precio mucho más alto del que habías pensado. La posición intermedia es la de la pasividad. No compro, no voy a esos sitios porque no sé regatear.

No obstante, se piense lo que se piense, tanto si se sabe como si no, hay que experimentar al menos una vez el estar frente a frente con una persona que todo lo que dice para venderte un jersey suena a chino. No se puede comparar con lo que se siente al ver la Gran Muralla, pero seguro que no te dejará indiferente.
Si bien se regatea todo lo que no tiene un precio marcado, hay algunos lugares en Pekín conocidos para comprar y regatear. Mencionaré, por ejemplo, el Mercado de la Seda y el Mercado de la Perla. Son centros comerciales inmensos divididos por secciones. En ellos puedes encontrar de casi todo, desde teléfonos móviles hasta imanes para la nevera.

Antes de ponerte a regatear, hay que tener claro una serie de aspectos.

- Lo primero que hay que tener es tiempo. El regateo es una negociación y toda negociación requiere de un tira y afloja que puede durar bastante.

- Es conveniente saber exactamente qué quieres comprar, porque de lo contrario, puedes irte sin nada o con un montón de cosas que sólo ocuparán espacio en tu maleta y que te complicarán tu viaje de vuelta. En mi caso, compré un gorro de estilo soviético. El gorro, de lo grande que era, podía servir de mini bolsa y ocupaba mucho espacio. Era un horror tener que hacer la mochila con el súper gorro. No cabía, y siempre tenía que deformarlo para que todo cupiera correctamente. Nota: el gorro sólo me lo puse 1 vez.

- Una vez sepas lo que quieres, tienes que pensar cuánto quieres pagar por el artículo en cuestión. Aquí radica uno de los problemas del regateo, pues no sabes exactamente lo que se debe pagar. No sabemos si pensar en precios de nuestro país o en precios de China, pero es que no sabemos tampoco cuáles son los precios chinos… Entonces debemos guiarnos por nuestro… ¿sentido común?
Una vez aclarado todo esto, hay que prepararse para la acción. Empezar es algo fácil, pues los comerciantes llamarán tu atención con un característico “jaló, luka, luka” (hola,mira, mira, del inglés Hello, look, look). Si con esto no consiguen atraerte, pueden optar por medios más drásticos, como cogerte directamente y arrastrarte hasta sus puestos para que veas su bonita mercancía. Sí, has leído bien: te cogen y te arrastran. También pueden perseguirte enseñándote lo que quieren venderte. Da igual lo que sea, un cinturón, un peluche o un bolso de mujer (aunque seas hombre). A mí me lo intentaron vender para mi madre…

Cuando ya has decidido lo que quieres comprar y te has fijado el precio máximo que quieres pagar, coge el artículo, míralo casi con desinterés y pregunta cuánto cuesta. Tranquilo, que no cunda el pánico si no sabes chino. Pon cara de pregunta (todo el mundo sabe poner una) o inténtalo en inglés. También puedes usar tu propia lengua materna, pues los dependientes ya saben lo que quieres. Entonces, cogerán la maravillosa calculadora para indicarte el precio que piden. Y llegados a este punto, es cuando hay que echarle morro al asunto y hacer teatro. ¡Que comience la función! Cuando veas el precio (que será altísimo), pon cara de asustado, haz que parezca que los ojos se salen de sus órbitas y di que no, que es carísimo y que no estás dispuesto a pagar eso. El vendedor te dará entonces la calculadora para que le enseñes el precio que estás dispuesto a pagar. Aquí hay que ser un poco avispado y bajar a la mitad o un poco más de la mitad el precio que te han dado, teniendo en cuenta siempre el precio máximo que estás dispuesto a pagar. Como lo que le muestres será bastante bajo, el vendedor hará su mejor papel para hacerte entender que no está dispuesto a vender por esa cantidad tan ínfima. El comerciante puede reírse de la cantidad que le has indicado o puede negar simplemente con la cabeza. Entonces, volverá a coger la calculadora para indicarte el nuevo precio. Esta acción se puede repetir muchísimas veces, tantas como nuestra paciencia y nuestro interés por conseguir el precio más bajo nos lo permitan. El procedimiento siempre es el mismo, lo que cambian son las reacciones que, con el transcurso de la negociación, se van exagerando. Así que, no te asustes si el comerciante te grita, te coge el artículo de las manos para no vendértelo o empieza a hacer muecas con la cara como si fuera a comenzar a llorar. Todo esto es normal. No deja de ser una… “estrategia de marketing”. Cuando la negociación esté ya muy avanzada y si no hemos conseguido bajar el precio que deseamos, se puede optar por desistir y aceptar el precio final o, por el contrario, utilizar la última arma para bajar más el precio: marcharnos. Si haces eso, el vendedor se revolucionará, se pondrá nervioso y seguramente saldrá detrás de ti (no siempre) para venderte el artículo al precio que querías. Y fin de la función. Tú te irás contento con lo que querías (pagando muy poco, pero seguro que muchísimo más de lo que pagaría alguien del país) y el comerciante se quedará también contento e intentará venderte más cosas, si cuela, cuela…

Como ya comenté al principio, me divertí regateando en China. Mi estrategia era divertirme con ellos, riéndome y mostrando la mejor de mis sonrisas. No me enfadaba nunca (aunque ellos sí lo hicieran) y siempre me dio resultado. El regateo es una aventura más del viaje a este gran país de Asia, una forma de conocer su día a día y de adentrarse en esta cultura milenaria.



  El autor
José Luis es un andaluz afincado en Barcelona desde hace ya un tiempo. Su pasión es descubrir nuevas culturas, viajar y escribir. Por ello realizó estudios de traducción e interpretación, una forma bastante acertada de aunar estas tres aficiones.
Se define como una persona inquieta y curiosa, adicto a los viajes y al chocolate y amante del deporte, sobre todo el tenis. Prefiere los lugares tranquilos y solitarios y los rincones por descubrir.

4 comentarios:

Perdona, pero piensa: ¿realmente China te recuerda a "rollito primavera"? Te puede recordar, como muy parecido a "solompó", pero jamas a rollito.

En cuanto al regateo... Por un lado quieres ahorrar, pero por otro lado te da pena pagar 5 yuan por esa súper mochila de viaje de 80 litros. A mi me dio pena, y le di 10. Me pareció mas justo. Un precio mas elevado? Si, pero mas justo para mi.

Gracias por el comentario!
Con lo de rollitos de primavera, me refiero a un plato muy común en los restaurantes chinos en España, jeje.

Es cierto lo que comentas, lo de la pena... A veces sientes que te estás aprovechando y finalmente optas por pagar un precio más elevado. Eso ya depende de la manera de ser de cada uno.

Saludos!

Genial, voy de viaje a China el día 2 de Mayo, a ver que tal se me dan las negociaciones comprando ;-)

Ey Bryllo!! Que lo pases bien por tierras asiáticas!

Ya nos contarás a tu vuelta cómo te han ido las compras!! Jejeje!

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